Mateo 19

Mateo 19:10–11 en el lado recto de Papiro 71, escrito c. AD 350

Mateo 19 es el decimonoveno capítulo del Evangelio de Mateo de la sección del Nuevo Testamento de la Biblia cristiana.[1]​ El libro que contiene este capítulo es anónimo, pero la tradición cristiana primitiva afirmó uniformemente que Mateo compuso este Evangelio.[2]​ Jesús comienza su viaje final a Jerusalén en este capítulo, ministrando a través de Perea. Puede verse como el punto de partida del relato de la pasión.[3]

Texto

Mateo 19:5-7,9-10 en el anverso del Papiro 25 del siglo IV

.

El texto original estaba escrito en griego koiné. Este capítulo está dividido en 30 versículos.

Testigos textuales

Algunos manuscritos antiguos que contienen el texto de este capítulo son:

  • Papiro 25 (siglo IV; existente: versículos 1-3, 5-7, 9-10)
  • Codex Vaticanus (325-50 d. C.)
  • Codex Sinaiticus (330-60)
  • Papiro 71 (c. 350)
  • Codex Bezae (c. 400)
  • Codex Washingtonianus (c. 400)
  • Codex Ephraemi Rescriptus (c. 450)
  • Codex Purpureus Rossanensis (siglo VI)
  • Codex Petropolitanus Purpureus (siglo VI; existente: versículos 7-12)
  • Codex Sinopensis (siglo VI; existente: versículos 3-10, 17-25)

Referencias del Antiguo Testamento

  • Mateo 19:4: Génesis 1:27; 5:2
  • Mateo 19:5: {Génesis 2:24.
  • Mateo 19:18: Éxodo 20:13-16; Deuteronomio 5:17-20.
  • Mateo 19:19: Éxodo 20:12; Levitico 19:18; Deuteronomio 5:16.

Texto bíblico

Mateo 19

1Cuando terminó Jesús estos discursos, partió de Galilea y fue a la región de Judea, al otro lado del Jordán.
2Y le siguieron grandes multitudes, y allí les curó.
3Se acercaron entonces a él unos fariseos y le preguntaron para tentarle: —¿Le es lícito a un hombre repudiar a su mujer por cualquier motivo?
4Él respondió: —¿No habéis leído que al principio el Creador los hizo hombre y mujer,
5y que dijo: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne?
6De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
7Ellos le replicaron: —¿Por qué entonces Moisés mandó dar el libelo de repudio y despedirla?
8Él les respondió: —Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres a causa de la dureza de vuestro corazón; pero al principio no fue así.
9Sin embargo, yo os digo: cualquiera que repudie a su mujer —a no ser por fornicación— y se case con otra, comete adulterio.
10Le dicen los discípulos: —Si esa es la condición del hombre con respecto a su mujer, no trae cuenta casarse.
11—No todos son capaces de entender esta doctrina —les respondió él—, sino aquellos a quienes se les ha concedido.
12Pues, hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre; también hay eunucos que han quedado así por obra de los hombres; y los hay que se han hecho eunucos a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien sea capaz de entender, que entienda.
13Entonces le presentaron unos niños para que les impusiera las manos y orase; pero los discípulos les reñían.
14Ante esto, Jesús dijo: —Dejad a los niños y no les impidáis que vengan a mí, porque de los que son como ellos es el Reino de los Cielos.
15Y después de imponerles las manos, se marchó de allí.
16Y se le acercó uno, y le dijo: —Maestro, ¿qué obra buena debo hacer para alcanzar la vida eterna?
17Él le respondió: —¿Por qué me preguntas sobre lo bueno? Uno solo es el bueno. Pero si quieres entrar en la Vida, guarda los mandamientos.
18—¿Cuáles? —le preguntó. Jesús le respondió: —No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no dirás falso testimonio,
19honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo.
20—Todo esto lo he guardado —le dijo el joven—. ¿Qué me falta aún?
21Jesús le respondió: —Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes y dáselos a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos. Luego, ven y sígueme.
22Al oír el joven estas palabras se marchó triste, porque tenía muchas posesiones.
23Jesús les dijo entonces a sus discípulos: —En verdad os digo: difícilmente entrará un rico en el Reino de los Cielos.
24Es más, os digo que es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios.
25Cuando oyeron esto sus discípulos, se quedaron muy asombrados y decían: —Entonces, ¿quién puede salvarse?
26Jesús, con la mirada fija en ellos, les dijo: —Para el hombre esto es imposible; para Dios, sin embargo, todo es posible.
27Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo: —Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido, ¿qué recompensa tendremos?
28Jesús les respondió: —En verdad os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en su trono de gloria, vosotros, los que me habéis seguido, también os sentaréis sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
29Y todo el que haya dejado casa, hermanos o hermanas, padre o madre, o hijos, o campos, por causa de mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará la vida eterna.
30Porque muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros.

[4]

Estructura

Este capítulo puede agruparse (con referencias cruzadas a los otros evangelios sinópticos):

  • Mateo 19:1-10 = Matrimonio y divorcio (Marcos 10:1-12)
  • Mateo 19:11-12 = Jesús enseña sobre eunucos
  • Mateo 19:13-15 = Jesús bendice a los niños pequeños (Marcos 10:13-16; Lucas 18:15-17)
  • Mateo 19:16-22 = Jesús y el joven rico (Marcos 10:17-22; Lucas 18:18-23)
  • Mateo 19:23-30 = Con Dios todo es posible (Marcos 10:23-31; Lucas 18:24-30)

Localizaciones

Los acontecimientos registrados en este capítulo tuvieron lugar en Galilea y Judea más allá del río Jordán (Perea), antes de que Jesús y su grupo entraran más tarde en Jericó, de camino a Jerusalén. Jesús abandona Galilea en esta etapa de la narración de Mateo (Matthew 19:1): pocos lectores probablemente lo notan como la despedida del Redentor a Galilea". [5]​ No regresará allí hasta después de su resurrección de entre los muertos. Posteriormente, el anuncio de los ángeles de que Jesús ha resucitado (Mateo 28:7), el propio saludo de Jesús a las mujeres que se encuentran con él (Mateo 28:10) y las palabras finales del evangelio de Mateo, la aparición final de Jesús y su encargo de "hacer discípulos a todas las naciones" (Mateo 28:19) remiten a Galilea, que Jesús abandona en ese momento.

En Mateo 19:15, después de bendecir a los niños pequeños, Jesús "se fue de allí", pero no se indica adónde fue.[6]​ La Biblia de Jerusalén interpreta este texto como "[Jesús] siguió su camino".[7]​ El escritor del Pulpit Commentary afirma con seguridad que en este punto Jesús "partió de Peraea, viajando hacia Jerusalén",[8]​ y el teólogo John Gill está de acuerdo con esta interpretación. [9]​ En Matthew 19:22 el joven rico "se marchó" de su encuentro con Jesús, dejando que Jesús hablara con sus discípulos sobre la dificultad a la que se enfrentaba "un rico [que deseaba] entrar en el reino de los cielos".

Versículo 2

Y le seguían grandes multitudes, y los curaba allí [10]

Johann Bengel señala que "allí" no es específico: se refiere a muchos lugares donde se realizaban curaciones.[11]​.

Versículos 3-12

Con ocasión de la insidia de unos fariseos, Jesús expone la indisolubilidad del matrimonio. El inciso del versículo 9 no debe tenerse como una excepción, ya que la ordenación del matrimonio —a la mutua entrega de los cónyuges y a la procreación y educación de los hijos— exige la indisolubilidad.[12]

Se le acercaron unos fariseos para ponerlo a prueba. Le preguntaron: ¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?.[13]

En el Textus Receptus, la frase se refiere a, en griego οι φαρισαιοι,[14]​ (los fariseos), pero la palabra 'los' (οι) se excluye de ediciones críticas posteriores, de ahí que muchas traducciones hablen de "algunos" fariseos. La enseñanza de Jesús sobre el divorcio ya había sido expuesta en el Sermón de la Montaña,[15]​ pero aquí la enseñanza se elucida aún más.[3]

El marido y la mujer, que por el pacto conyugal ya no son dos, sino una sola carne, con la unión íntima de sus personas y actividades, se ayudan y se sostienen mutuamente, adquieren conciencia de su unidad y la logran cada vez más plenamente. Esta íntima unión, como mutua entrega de dos personas, lo mismo que el bien de los hijos, exigen plena fidelidad conyugal y urgen su indisoluble unidad. [16]

Después, ante la pregunta de los discípulos, expresa el valor del celibato, no como resultado de una actitud cómoda o escéptica, sino como don de Dios. Así lo ha entendido la Iglesia:

La santidad de la Iglesia se fomenta también de modo especial en los múltiples consejos que el Señor propone en el Evangelio para que los observen sus discípulos. Entre ellos sobresale el don precioso de la gracia divina, que el Padre concede a algunos para que con mayor facilidad se puedan entregar a Dios solo en la virginidad o el celibato (…). Esta perfecta continencia por el Reino de los Cielos siempre ha tenido un lugar de honor en la Iglesia, como señal y estímulo de la caridad y como manantial peculiar de espiritual fecundidad en el mundo.[17][18]

Resulta significativo que los dos motivos —el matrimonio y el celibato por el Reino de los Cielos— se enseñen en un mismo contexto: «El sacramento del Matrimonio y la virginidad por el Reino de Dios vienen del Señor mismo. Es Él quien les da sentido y les concede la gracia indispensable para vivirlos conforme a su voluntad. La estima de la virginidad por el Reino y el sentido cristiano del matrimonio son inseparables y se apoyan mutuamente: “Denigrar el matrimonio es reducir a la vez la gloria de la virginidad; elogiarlo es realzar a la vez la admiración que corresponde a la virginidad”[19][20]

Versículos 16-30

Los tres primeros evangelios reseñan este episodio, pero Mateo es quien describe con más precisión el diálogo entre Jesús y el joven rico. Éste cumple los mandamientos y pregunta a Jesús qué más «obras buenas» debe hacer. Jesús, con su primera respuesta, ya lo prepara para la exigencia final:

No se trata aquí solamente de escuchar una enseñanza y de cumplir un mandamiento, sino de algo mucho más radical: adherirse a la persona misma de Jesús, compartir su vida y su destino, participar de su obediencia libre y amorosa a la voluntad del Padre[21]

En este sentido, tanto este episodio como el anterior sobre el matrimonio reflejan la plenitud y la perfección de la Ley que se dan en quienes viven según el estilo de vida y doctrina de Cristo. El Señor enseña la indisolubilidad del matrimonio y exige el cumplimiento de los mandamientos; pero también pide a algunos el celibato y el desprendimiento de todos los bienes por el Reino de los Cielos.[22]

Referencias

  1. Halley, Henry H. Halley's Bible Handbook: an Abbreviated Bible Commentary, 23ª edición, Zondervan Publishing House, 1962
  2. Holman Illustrated Bible Handbook. Holman Bible Publishers, Nashville, Tennessee. 2012.
  3. a b Allison, D., 56. Mateo, en Barton, J. y Muddiman, J. (2001), The Oxford Bible Commentary Archivado el 22 de noviembre de 2017 en Wayback Machine., p. 868
  4. Facultad de Teología. Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (Spanish Edition) (p. 3118-21). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  5. Jamieson-Fausset-Brown Bible Commentary sobre Mateo 19, consultado el 2 de febrero de 2017
  6. Nicoll, W. R. , Expositor's Greek Testament sobre Mateo 19, consultado el 4 de febrero de 2017
  7. Biblia de Jerusalén (1966): Mateo 19:15
  8. Pulpit Commentary sobre Mateo 19, consultado el 4 de febrero de 2017
  9. Gill's Exposition of the Entire Bible sobre Mateo 19, consultado el 4 de febrero de 2017
  10. Mateo 19:2: Nueva Versión King James
  11. Bengel, J. A. Gnomon de Bengel del Nuevo Testamento: Mateo 19, consultado el 10 de marzo de 2021
  12. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (Spanish Edition) (p. 9166). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra
  13. Mateo 19:3
  14. 19:3: Textus Receptus
  15. Mateo 5:31-32
  16. Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, n. 48
  17. Concilio Vaticano II, Lumen gentium, n. 42
  18. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (Spanish Edition) (p. 9166). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  19. Juan Crisóstomo, Virg. 10,1
  20. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1620
  21. Juan Pablo II, Veritatis splendor, n. 19
  22. Facultad de Teología. Comentarios a al Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (Spanish Edition) (p. 9169). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.

Bibliografía

  • Allison, Dale C. Jr. (2007). «57. Matthew». En Barton, John; Muddiman, John, eds. The Oxford Bible Commentary (first (paperback) edición). Oxford University Press. p. 885. ISBN 978-0199277186. Consultado el 6 de febrero de 2019. 
  • Chouinard, Larry (1997). Matthew. ISBN 0-89900-628-0. 
  • Gundry, Robert H. (1982). Matthew a Commentary on his Literary and Theological Art. Grand Rapids: Wm B. Eerdmans. 
  • Jensen, Richard A. (1998). Preaching Matthew's Gospel. ISBN 978-0-7880-1221-1. 
  • Phillips, John (2005). Exploring the Gospel of Matthew: An Expository Commentary. The John Phillips Commentary Series 1 (reprint edición). Kregel Academic. ISBN 9780825433924. 
  • Toussaint, Stanley D. (2005). Behold the King: A Study of Matthew. ISBN 0-8254-3845-4. 
  • Varios autores (1997). Sagrada Biblia (tercera edición). Pamplona: EUNSA. ISBN 84-313-0433-2. 

Enlaces externos

  • Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Mateo 19.
  • English Translation with Parallel Latin Vulgate Archivado el 27 de noviembre de 2020 en Wayback Machine.
  • Online Bible at GospelHall.org (ESV, KJV, Darby, American Standard Version, Bible in Basic English)
  • Multiple bible versions at Bible Gateway (NKJV, NIV, NRSV etc.)

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